jueves, 28 de agosto de 2008

MAS ALLA DE LAS LAGRIMAS

“Nunca más Cromañon. Cárcel a todos los responsables. Ibarra-Chaban. Funcionarios corruptos. Policías coimeros. Y Callejeros que también es culpable”. Este y más carteles cuelgan de las vallas puestas en Lavalle frente al Palacio de Justicia. Hay carteles con caras. Con muchas caras. Caras de chicos que oscilan entre los 18 y 25 años. Debajo, dos fechas. Y la segunda, la misma para todos.
Llueve torrencialmente en Buenos Aires el 27 de agosto, la gente camina rápido tapándose con capuchas, portafolios o con algún diario. Pero hay 5 personas que no se tapan con nada. Parados sobre Lavalle, con una cámara envuelta en una bolsa de consorcio, los movileros esperan a salir en vivo. “El camarógrafo de TN está ahí desde la 6 de la mañana, miralo pobre, está hecho sopa” dice Oscar Jimenez, camarógrafo de Telefé y señala a un hombre acurrucado en un agujero de una ventana intentando dormir y protegerse del agua. Sergio Decaro, el periodista que saldrá en vivo en el noticiero de la 1 de la tarde de Telefé discute con el productor, Lucas, que no pasa los 30 años. El técnico de cámara, Sopapita le dicen, tiene puesto el teléfono de cámara (una especie de audífono con un micrófono) y habla con el móvil. Un cable rojo que va desde mitad de cuadra de Lavalle hasta casi la esquina de Talcahuano y Tucumán une a la cámara y al móvil, en donde Martín Serraute y Juan “El Tano” Rinaldi se ocupan de los controles. Una clásica van blanca pero con los dos asientos traseros dados vuelta mirando a un escritorio lleno de cables, un conmutador y una consola de sonidos. Hay seis mini-televisores en total. Tres muestran lo que la cámara en Lavalle está captando, uno sólo muestra los niveles de luz de la imagen, uno que tiene rayas de colores y otro lo que están pasando en este momento en el noticiero. Martín se pone el teléfono de cámara. “Marto escuchame, estamos hablando de la lluvia... y eso. Salimos en 20 segundos. Decile a Oscar que me apunte un poco el cielo y la vereda pero que no salga el palacio". Y Martín hace lo que le pidieron.
“Estamos acá desde las 11.30. Más o menos tenemos que salir en vivo a las 2 menos 20, pero todo depende” dice El Tano mientras juega con una palanquita que le pone y quita brillo a la imagen en pantalla. En la camionetita falta el aire, por eso dejan la puerta corrediza abierta. Entra un poco de agua y cada vez se larga a llover más fuerte. “Decí que nosotros estamos poco tiempo, pero los del 13 o C5N están todo el día abajo de la lluvia y capaz salen dos veces nada más [en vivo]”.
Sergio Decaro tiene que salir en vivo por 30 segundos para decir que Diego Argañaraz, el manager de Callejeros, se negó a declarar y que Callejeros culpa de la inseguridad de la disco del barrio de Once que se incendió el 30 de diciembre de 2004 dejando 193 muertos, a Omar Chaban, dueño de República de Cromañon. Pero ya pasaron 20 minutos desde la última vez que le dijeron que “en el próximo bloque salían” y todavía nada. El Tano se empieza a impacientar y Martín comienza a dudar si van a salir en vivo o no.
Oscar empieza a jugar con la cámara, a hacerle un zoom exagerado a Decaro, a filmar al camarógrafo de TN mientras duerme, apunta al Palacio de Justicia que en este momento no presenta movimiento. Sopapita saluda a la cámara y pregunta como se llama la canción que están pasando en el noticiero. Mientras Martín se ríe e intenta adivinar, suena uno de los teléfonos que están atornillados a la pared. Atiende. “¿Después de Fonseca? OK". Corta. “Salimos después de este Oscar. Dale ponete".
La tele que muestra el noticiero en vivo muestra al cantante Fonseca haciendo un unplugged. El título reza: Pilar a solas con Fonseca. Ya son las 2 de la tarde y Fonseca sigue cantando. Martín empieza a desesperarse. Llama a producción pero corta. La cámara de Lavalle se está moviendo de lugar. Se mueve, se mueve, se mueve, se cortó. Deja de transmitir. “No salimos un carajo” dice Martín y empieza a desconectar cables con más fuerza de la necesaria. Sergio llega a la camioneta empapado. “Tres horas abajo de la lluvia…” y no termina la frase. Pero se entiende. Tres horas abajo de la lluvia para que Fonseca te cante los 30 segundos que le correspondían a él y a los 193 muertos de Cromañon. Gajes del oficio.

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