Sub(i)te

¿Alguien se dio cuenta lo extrañísimo que es viajar en subte? Si hacés toda la línea, estás media hora muy cerca y frente a personas que no conocés en total silencio. En el colectivo por lo menos los ruidos de la calle y mirar por la ventana te distraen. Pero en el subte no hay NADA. Nada. Es oscuro y silencioso, sobre todo a la mañana. Y casi siempre está el que te mira fijamente y vos flasheas que es un violador. Y después te acordás que la semana pasada vos le hiciste lo mismo a uno que estaba bueno y el debió imaginar que lo ibas a asesinar cuando se bajara en su estación. Qué cosa los amores de subte también. Es raro porque son 15 minutos que estás convencido que esa persona es la persona más linda que viste en tu vida pero en realidad es por la desesperación de saber que se baja en Pueyrredon y vos seguís. 

Después están esos momentos en que decidís que los de adelante pueden ser tus amigos cuando algún otro pasajero anda a las puteadas y vos mirás al de en frente como diciendo "ay! la gente", y se ríen y es todo muy ridículo. O cuando todos nos sentimos incómodos juntos cuando entra una embarazada y nadie le da el lugar y sentís que la embarazada te apunta con la panza a vos como diciendo "VOS. VOS SOS EL QUE DEBE DARME EL LUGAR". Y la culpa te come los interiores y mirás a ver si hay algún caballero que le ceda el asiento pero no, y maldecís el momento en que te sentaste en el asiento al lado de la puerta, error de táctica fatal. 

Lo peor del subte es cuando te encontrás a alguien que está todo bien pero no sabés de que hablarle pasados los 5 minutos. Esto generalmente pasa cuando vas a la facultad y todos sabemos que la gente que va a la facultad en subte es porque se baja en las últimas. Así que si te subiste en las primeras, suerte con eso, sobre todo si te habías bajado un álbum y habías esperado toda la noche para escucharlo en el subte. No te preocupes, es probable que la otra persona también deteste haberte encontrado. 

Ah, el transporte público, qué placer.